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El Islam es la última y más completa de las religiones reveladas por Dios, pues ha llevado a su completitud las religiones de Moisés y Jesús, con ambos sea la Paz, y da respuestas a todas las condiciones y circunstancias de esta época. Aunque el nacimiento de Jesús (P.) es respetado por los musulmanes no es considerado por estos como el principio de esta era pues han constituido una comunidad independiente, y en cuanto a este tema no tienen por qué imitar a los demás.
Desde hacía un tiempo el año de elefante (cuando Abraha intentó con su ejercito destruir la Ka‘aba y fue milagrosamente arrasado) constituía el principio de la era de los árabes. El nacimiento bendito del Profeta del Islam se produjo precisamente en ese año; pero los musulmanes no lo consideran el inicio de su historia pues en ese momento todavía no existían ni el Islam ni la Revelación. Por el mismo motivo no se consideró importante el momento en que Muhammad (B.P.D.) fue designado Profeta, puesto que el número de creyentes en ese momento no pasaba de tres personas. Pero en el año de la Hégira (emigración) los musulmanes obtuvieron un gran triunfo: crearon una comunidad y gobierno independiente en Medina. Se salvaron de las opresiones y se concentraron libremente en esa ciudad. Por el beneficio de este hecho, que marcó el inicio de la victoria del Islam y su expansión definitiva, fue considerado como el inicio de la era Islámica.
Actualmente han pasado 1424 años lunares de ese hecho.
En otras palabras en la historia de la comunidad Islámica no existe personalidad más elevada e importante que el Profeta Muhammad (B.P.D.) ni suceso más beneficioso y significativo que la emigración, pues a raíz de ella se dio vuelta la página de la historia humana. El Profeta del Islam y los musulmanes se trasladaron de un ambiente opresivo a otro libre. Los medinenses recibieron al líder de los musulmanes calurosamente poniendo en sus manos el poder, y en poco tiempo en virtud de este traslado el Islam logró organizarse política y militarmente constituyendo uno de los gobiernos fuertes dentro de la península, y más tarde de todo el mundo.
De este modo se fundó una gran civilización, tan grande como la humanidad nunca había visto. Si la emigración no hubiese tenido lugar, el Islam habría fenecido en La Meca y el género humano habría quedado privado de su gran bendición.
Fuente: IRIB