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Como Dios posee el grado más alto de todo tipo de virtud y perfección, naturalmente está libre de todo error, defecto y deficiencia. Varios versículos coránicos, exaltando a Dios, enfatizan este aspecto de Su Majestad.
El Creador del mundo conoce todas las cosas. En cuanto a lo que nos ocupa, hay dos tipos de cosas en el universo, a saber, conocidas y ocultas o perceptibles e imperceptibles. Sin embargo, Dios conoce ambas. Como principio, no hay nada desconocido para Él. Nada se esconde de Él.
“Él es el Conocedor de lo oculto y de lo manifiesto. Él es el más Grande, el Más Elevado.” (13:9)
“Nada en la tierra o en los cielos se oculta de Dios.” (3:5)
Él es consciente del más mínimo detalle. Él conoce todo lo que hacemos.
“Sin duda Dios conoce todo lo que hacéis.” (16:91)
El Controla todas las cosas y puede hacer cualquier cosa.
“Seguramente Dios puede hacer (tiene poder sobre) todas las cosas.” (2:20)
Dios es Bondadoso y Dispensador con toda Su creación. Él ha derramado mercedes ilimitadas sobre todo. Nos ha provisto a todos con amplias oportunidades para el transcurso de nuestras vidas. Él es Perdonador. Si un pecador se arrepiente y quiere adoptar el camino de la virtud, no se le cierra la puerta, probado que lo hace sinceramente.
Dios no comete injusticias con nadie. También quiere que nosotros seamos justos en nuestra conducta. El ha creado todas las cosas de acuerdo a un plan.
El mundo en su conjunto es homogéneo. Ha dispuesto recompensas y retribuciones en el otro mundo de acuerdo a un sistema de acción-reacción bien planeado. Todos cosecharán allá lo que han sembrado aquí. Allá, la personalidad del individuo será un reflejo de su actuación aquí. Cualquier desasosiego o confort que reciba en el Más Allá será el resultado exacto de sus propias obras y no se cometerá injusticia con nadie.
Estar versado en vocabulario y saber manejar las palabras con facilidad no supone un problema, pero saber combinarlas y armonizarlas de manera que obtengan fluidez y elocuencia así como la construcción de frases de variada expresión conservando la espontaneidad, es un difícil arte que no puede ser dominado sin grandes conocimientos literarios.
En la época del Hayy, la gente llegaba a La Meca desde muchos lugares y los Quraish temían que la Profecía de Muhammad hiciera efecto sobre los recién llegados. De esta forma un grupo de los Quraish, mandado por Walid, se reunió para decidir que podrían acusar injustamente al Profeta para desacreditarle ante los peregrinos. Al empezar la reunión, uno de ellos dijo: “Digamos que es un simple adivino.”
Las palabras o la escritura de una persona, no importa cuan elocuente o hábil sea, nunca serán uniformes en toda condición y circunstancia. Particularmente, sus primeras obras serán muy diferentes de los escritos realizados después de años de práctica y experiencia, estos últimos suelen ser casi siempre mejores.
Aunque la principal meta del Corán, tal como en él mismo se expone, consiste en Guiar al hombre al camino de la felicidad y el progreso en este mundo, en él están contenidas muchas verdades científicas sobre ciencias naturales, fisiología y astronomía. Y éste es otro de los grandes prodigios del Corán, ya que el Profeta, según confirma la historia, nunca había estudiado, pues vivió en un ambiente sencillo alejado de los ciruelos científicos e intelectuales de esa época, que se encontraban en Grecia, Roma e Irán.
El milagro eterno del Profeta del Islam lo constituye el Corán, el cual contiene dentro de sí milagros desde varios aspectos. Desde el punto de vista de la retórica y la elocuencia, de las predicciones que anuncia y desde el punto de vista expresivo, que son esos mismos aspectos artísticos, en cuanto a belleza de palabras y frases se refiere. En relación a este último tópico se puede señalar el milagro numérico del Corán.
El hombre, gracias al avance científico, puso pie en la luna. Pero la cuestión de sí existe vida en otros mundos aún no pasa de la teoría. Lo único que podemos decir es que es probable que existan seres vivos en otros sistemas planetarios. El Corán inequívocamente declara:
“Y de Sus signos es la creación de los cielos y la tierra y de lo que ha repartido en ambos de seres animados y para su encuentro cuando Él desee; Él es Todopoderoso”. (XLIJ:29)